Trekking pel Nepal: Dia 13. De Ngadi a Jagat.

Després d'esmorzar comencem a caminar i passem per llogarrets típics nepalís. Ens anem avançant una vegada uns, una vegada uns altres, amb tres francesos que porten uns portejadors carregats fins dalt de tot, i ells sembla que van amb una motxilla que hi porten l'entrepà d'anar al col·le. Parem a descansar a Bahundanda on hi ha un Check Point de control de turistes de l'Annapurna. Carreguem d'aigua i seguim fins gairebé arribar a Syange on dinem amb el poble a baix. Després de dinar continuem fins a Jagat on arribem mentre cauen les primeres gotes de pluja. A l'hotel tenim wifi i ens comuniquem amb la família i pengem fotos al facebook.

Por la mañana me sorprende oir... ¿ruido de camiones?, y ¡sí son camiones!, me explica Achut que los chinos estan construyendo una central hidroeléctrica como luego veremos, ya que pasaremos junto a los trabajos de construcción.
Esperando el desayuno, miro a la chica del hotel mientras prepara las tortitas y me sorprendo con la misma sensación que tuve delante del cuadro de La Lechera de Veermer, una congoja extranya que sé que me va acompanyar en más de una ocasión durante el trek.
Empezamos a caminar con el Manaslu al frente, pasando por pequeñas poblaciones entre arrozales y viendo como grupos de escolares todos uniformados y con chancletas nos adelantaban mientras Achud para darme ánimos me decia... caminito arriba, arriba... Al fin llega la recompensa en forma de Dhal Baht, una comida a base de sopa de lentejas, arroz, carne y especias picantes típica del Nepal y que se come mezclandolo todo y con las manos, bueno, yo con tenedor, y lo más reconfortante después de la subida, fué el saludo de una niñita pequeña juntando sus manitas diciendonos NAMASTE.
Ahora toca bajada hasta Syange, cosa que agradezco. Si pasar por un puente colgante ya me parece excitante, imagina como es ver cruzar un enorme buey que viene hacia mi.
Arriba, arriba, pasar una cascada, las botas empapadas y al fin en Jagat, empieza a llover, desde la terraza del hotel veo como los niños cantan y juegan con un osito que debia tener por lo menos 50 años, jajaja. Me preocupan las botas y las llevo a la cocina cerca del fuego mientras veo como todos se rien de mí. Toca cenar y descansar.